domingo, 23 de marzo de 2014

La belleza de la prosa, la belleza del habla



“JOURDAIN. – […] Estoy enamorado de una dama de la mayor distinción, y desearía que me ayudarais a redactar una misiva que quiero depositar a sus plantas
FILÓSOFO. -. ¿Y son versos los que queréis escribirle?
JOURDAIN. -No, no; nada de versos.
FILÓSOFO. -¿Preferís la prosa?
JOURDAIN. -No. No quiero ni verso ni prosa.
FILÓSOFO. -¡Pues una cosa u otra ha de ser!
JOURDAIN. -¿Por qué?
FILÓSOFO. -Por la sencilla razón, señor mío, de que no hay más que dos maneras de expresarse: en prosa o en verso.
JOURDAIN. -¿Conque no hay más que prosa o verso?
FILÓSOFO. -Nada más. Y todo lo que no está en prosa está en verso; y todo lo que no está en verso, está en prosa.
JOURDAIN. -Y cuando uno habla, ¿en qué habla?
FILÓSOFO. -En prosa.
JOURDAIN. -¡Cómo! Cuando yo le digo a Nicolasa: "Tráeme las zapatillas" o "dame el gorro de dormir", ¿hablo en prosa?
FILÓSOFO. -Sí, señor.
JOURDAIN. -¡Por vida de Dios! ¡Más de cuarenta años que hablo en prosa sin saberlo!..."

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