En este ennegrecido otoño crece lo sagrado ante los ojos de Ares.
Eliminando sonrisas, cautivando la penumbra, manchando el futuro hasta quedar perdido.
A gritos la cordura pide no caer en olvidos, no saben si es gris o negro porque en blanco ya no ven. Todo es etéreo hasta la esperanza.
Retrocede la marcha y se ilumina la agonía, no ven si están a ciegas. Si todo es oscuro anulan sus principios y siguen sin mirar, siguen por no sentirse en la anomía.
Sin vida pretenden cambiar y se acaban quedando en voces sin aliento.
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