domingo, 23 de junio de 2013

Aquélla


Aquella gota que se aferra al recuerdo, presente en su pasado, linda, triste y solitaria, anhela al final de su vida no haber nunca ahogado la única realidad que le pertenece. Aquella que ha sumergido en un estanque y pudre hasta sus pensamientos. 
Mira a la misma con rencor en sus adentros. Arrebatadora de sus razones contempla su rostro, sufre en su mirada el hilo que le separa de las dos verdades: principio y fin construidos con ideas como murallas que impiden la locura. Límites que sustentan futuros inexistentes en el presente.
Su realidad casi ha muerto, y la hoja que le mantiene en su final, es la única que le acompaña. Tantas otras gotas que se han unido a ella desde que todo comenzó, se han evaporado. Sólo le queda el tiempo y la espera. Desea el fin tanto como deseó que nunca llegara. Principio y fin finitos se sustentan en el infinito tiempo.
Conoce el dolor como conoce qué le dotó de pensamientos y penas. Aquélla que nunca nombra y que ella piensa: la vida.

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